Cada estación nos brinda algo diferente.
Según la medicina tradicional china, debemos aprovechar las estaciones de transición entre el frío y el calor y entre el calor y el frío para resetear el cuerpo, limpiarlo de todas las toxinas y los excesos acumulados durante la estación anterior y prepararlo para un cambio de temperatura y horas de luz.
El invierno nos invita a recogernos y a escoger comida reconfortante, de cuchara, con calorías extra para calentar nuestro cuerpo. De una forma un poco básica, diría que en invierno, solemos castigar e intoxicar más al cuerpo, ojo, no de manera consciente, sino por las circunstancias de dicha estación. Solemos estar más en casa y movernos menos, más falta de sol y de vida en la calle, un mayor consumo de alimentos acidógenos y menos consumo de frutas o verduras. Esto no quiere decir que en invierno nos olvidemos de nosotros mismos, no, sino que la naturaleza es sabia, y trae a cada estación los alimentos que nuestro cuerpo necesita.
¿Qué ocurre en primavera?
Que nuestros órganos de limpieza se encuentran más receptivos y trabajan con más fuerza. Nuestra sangre busca deshacerse de las toxinas acumuladas. Es por ello que la naturaleza nos regala exactamente lo que necesitamos en este momento: alimentos depurativos y beneficiosos para el hígado, el gran órgano transformador de tóxicos.
La primavera se representa con el elemento madera y los órganos de hígado y vesícula biliar. En esta época, los órganos se reactivan y también lo hacen las funciones de desintoxicación. Por lo tanto, si durante todo el año no hemos llevado unos hábitos saludables, lo más probable es que lleguemos a primavera con un hígado bastante cargado e intoxicado, lo que va a hacer que algunos síntomas se pueden hacer sentir de manera más aguda en forma, por ejemplo, de alergias, astenia o bajada de defensas.
Un hígado cargado también se puede expresar a través de emociones como la irritabilidad, ira, ansiedad y enojo. Toda esta sintomatología “negativa”, suelen ser síntomas de la astenia primaveral. Pero ¿Qué es la astenia primaveral?
La astenia en general, es un término que significa “cansancio”, de ahí que la astenia primaveral sea un síntoma que abarca diferentes sensaciones producidas por los efectos del cambio de estación, que conlleva cambios bruscos de temperatura y de presión atmosférica, aumento de las horas de luz solar y modificación de horario y de rutinas. Hay que tener en cuenta que esto puede durar entre 1 o 2 semanas, hasta que nuestro cuerpo se adapte a la nueva situación.
¿Cuáles pueden ser sus síntomas?
· Cansancio o agotamiento
· Falta de energía
· Irritabilidad
· Somnolencia durante el día
· Sueño alterado o insomnio
· Tristeza
· Dolores de cabeza
· Disminución de la lívido
· Falta de concentración
· Apatía
¿Qué podemos hacer para mejorar los síntomas?
La alimentación, entre otros, tiene un papel fundamental para para mejorar los síntomas de la astenia primaveral. Pero no lo enfoquemos solamente en eso, sino para hacer un reseteo y adaptarnos mejor a la entrada de esta nueva estación.
La nutrición energética en primavera recomienda:
Comer más ligero y menos cantidad que en invierno.
Enfocar la alimentación hacia la limpieza y descongestión del sistema hepático (hígado /vesícula biliar). Así regulamos la circulación de los fluidos y de la energía en el cuerpo.
Fortalecer el sistema digestivo, para poder responder a la necesidad del movimiento y a la mayor actividad que hay primavera.
Fortalecer el sistema inmune, que va muy a la par con el sistema digestivo. Los cambios de temperatura cuando llega la primavera desestabilizan nuestro organismo y agotan nuestro sistema inmunitario y niveles de energía; de ahí la importancia de ingerir alimentos frescos, depurativos y revitalizantes que ayuden a nuestro hígado.
Las cocciones son más cortas de tiempo, pero con temperaturas más altas; así la parte central del alimento no se cocina por completo (vapor, un salteado ligero con agua o un wok).
Más verdura (verde). Alimentos con ligero sabor amargo, tales como la alcachofa, la achicoria, la endibia, la escarola, el rábano, la berenjena…por su efecto colagogo y colerético (aumentar y estimular la expulsión de bilis) que favorece la función hepática, mejorando la digestión de los alimentos. Los aguacates también son ideales, por su color verde y por sus grasas saludables.
Especias. Perejil, cilantro, menta, eneldo, albahaca.
Infusiones de boldo, alcachofera y diente de león. Tomar 20 minutos antes de comer (o si se prefiere después) una infusión de hierbas amargas como el boldo, la alcachofera o el diente de león: su sabor amargo estimula la producción de jugos gástricos, lo que mejora la digestión y favorece la tarea de eliminación del hígado.
Frutas. Usar la fruta de temporada y los cítricos cómo el limón, la naranja, la lima o el pomelo.
Fermentos/probióticos. Kéfir, agua de kéfir, kombucha, miso o patata prebiótica (entre otros).
Proteína. Reducir/eliminar carne roja y más proteína vegetal (legumbres, tofu, tempeh…), huevos o pescado.
También se podría acompañar de un pequeño detox o depuración, pero esto siempre debe ir acompañado de asesoramiento de un profesional que te pueda acompañar.
¡Feliz primavera!