Por fin están aquí, ¡las deseadas vacaciones! Pero uy, espera, que yo estoy con tratamiento para SIBO/cándida/inflamación…, ¿y si al salir todo me sienta mal y vuelvo al principio?, ¿y si en el hotel/restaurante/apartamento no hay lo que yo puedo comer?, ¿y si todo el peso que he bajado, vuelvo a subirlo?
¿Te suena?
Buah, recuerdo hace muchos años (15 años que fue cuando dejé la leche) cuando empezaban a salir las primeras bebidas vegetales, la cara del camarero/a cada vez que pedía “leche de soja” en cualquier bar. O cuando sufrí una gastritis heavy acompañada de un SIBO cañero en pleno verano, de vacaciones en el extranjero… aaah amigo, créeme que sé lo complicado que puede llegar a ser.
Pero también sé que las vacaciones son el momento ideal para cambiar de escenario, romper con la rutina y sobre todo descansar, tanto física como mentalmente. Nuestro día a día, el trabajo, la familia, la barriga inflamada, el intestino dañado, los parásitos, la microbiota, la nueva dieta, los nuevos suplementos… todo esto puede llegar a ser muy estresante. Por eso, no es momento de contar calorías, ni de restricciones.
Es momento de soltar, de disfrutar, de comer, de dormir, de mirar las musarañas, de reír, de bañarte en el mar, en la piscina o en el río, de sobremesas y siestas, de aventuras, de primeras veces…, en definitiva, de relajarte entera/o TÚ y a tu sistema nervioso.
El irse de vacaciones es una prueba para ver si realmente los cambios de alimentación que has hecho durante este tiempo han sido forzados (“hago una dieta restrictiva por X tema y ya está”) o son un hábito más en ti, que tu cuerpo a todos los niveles necesita y nota.
Algunas de mis recomendaciones
BUSCANDO COMIDA CASERA O CON VARIEDAD.
A veces en los sitios más inhóspitos podemos encontrar la comida más casera y natural (pucheros, guisos de verduras, pescado/carne/huevos).
Si por el contrario, dependes mucho de sitios preparados con carta de alérgenos u opciones sin gluten, investiga lugares antes de viajar o si la logística te lo permite, puedes llevarte crackers o tortitas para salirte del apuro.
RELÁJATE Y DESCANSA
Para muchos, vacaciones es CERO MOVIMIENTO y para otros, TOTAL EXTENUACIÓN, así que vamos, ni tanto ni tan calvo oye! Tan bueno es incorporar algo de ejercicio o movimiento, por ejemplo, coger playa arriba y playa abajo, como darse un respiro de tanto turismo.
Intenta dejar la rigidez y control a un lado y prueba a dejarte llevar. Ni te imaginas lo que SOLTAR EL CONTROL dándole un respiro a tu mente, puede hacer por tu salud en general y por tu inflamación digestiva.
¿Sabías que nuestro ritmo circadiano está regulado por la luz del sol? Aprovecha para ver tantos amaneceres y puestas de sol como puedas, porque, además mejorará la calidad de tu descanso nocturno.
COMPENSA TUS COMIDAS.
Esto no quiere decir que dejes de comer NO! A nadie le apetece estar contando calorías, pero sí que es verdad que tu sistema digestivo agradecerá compensar grandes comilonas con otras más livianas o ligeras.
Por ejemplo, si hoy tienes una barbacoa (más todos sus añadidos), puedes hacerte una ensalada/gazpacho/verdura para cenar con un pescadito a la plancha. Pero ojo, solo si tienes hambre, si notas que todavía tienes el postre de la comida en la boca, puedes probar a hacer ayuno. No hay cosa peor que comer cuando no se tiene hambre ya que tu cuerpo no va a digerir de la misma manera.
O si por la noche tuviste una de esas cenas potentes, puedes saltarte el desayuno o hacerte alguna infusión de digestiva o jugo verde.
NO ES LO QUE COMES SINO CUÁNTO COMES.
Lo veo mucho por ejemplo en intolerancias, o cuando incorporamos una dieta baja en FODMAPs. Lo más fácil sería decirte no comas fritos, ni azúcar, ni aceites hidrogenados, olvida el postre…pero ya sabemos que muchas veces esto es muy complicado.
Comiendo cantidades más pequeñas de según qué alimentos llega a ser más tolerable por el cuerpo. Además importantísimo, el contexto en el que comemos, que aunque no lo creamos marca la diferencia. A menos que haya un problema grave de salud o algún tipo de alergia seria, puedes permitirte compartir siempre cuidando las cantidades.
El cuerpo te dirá después si la decisión ha sido una buena idea o no. 😉
Obviamente no será lo mismo para todo el mundo. A alguien con celiaquía, enfermedad autoinmune o en pleno brote de inflamación por ejemplo, el tema es un poquito distinto. Por eso la importancia de que los cambios vengan desde un sentido más profundo, desde el disfrute y el autoconocimiento, sin sentimiento de restricción y aprendiendo a buscar balances, a probar y ajustar hasta llegar a encontrar aquello que nos funciona a cada una/o.
¿Qué incluir en el botiquín de viaje?
Dependerá también del destino que elijas. No será lo mismo irse al pueblo, donde tienes más oportunidad de conseguir ciertos productos/suplementos/alimentos, que irse a un pueblecito de Vietnam. La cosa cambia y mucho. Por eso, hay ciertas cosillas que tengo siempre en casa y que son fáciles de llevar en la maleta. Te dejo algunos ejemplos que espero, te puedan servir:
1.- Probióticos: La diarrea del viajero aparece como consecuencia del contacto con bacterias poco habituales a través de los alimentos o el agua de bebida. Sobre todo si vas a sitios donde la higiene es pobre y hay más posibilidades de infección/diarreas. Además, ya de por sí, aunque mínimo, pero cuando viajamos nuestro flora ya cambia.
Además de tomar precauciones, como evitar el agua no embotellada, las bebidas con hielo y los alimentos crudos, puedes tomar un suplemento probiótico, tanto para prevenir como para tratarlo cuando aparezca (si aparece) 🙂 En el caso de la diarrea del viajero, no todas las cepas son efectivas. En diversos estudios se ha visto que se obtienen mejores resultados cuando se suplementa con una sola cepa, sobre todo cepas de Lactobacillus acidophillus y Saccharomyces Boulardi. Si además lo combinamos con prebióticos, mejoraremos mucho más su implantación y estimularemos más su crecimiento.
2.- Enzimas digestivas. Aquellas personas que ya las toman sabrán que son de gran ayuda cuando vamos a comer fuera o cuando saben que van a hacer comidas copiosas.
3.- Semillas de lino, ciruelas pasas, aceite y limón.
Para prevenir o mejorar el estreñimiento. En casos de cándidas, SIBO…evitar las ciruelas. Cómo tomarlas:
- Semillas lino: poner 1 cucharada de lino en un vaso de agua toda la noche. Tomar el líquido en ayunas .
- Ciruelas pasas: poner 1-2 ciruelas en remojo en un vaso de agua toda la noche. Tomar el líquido por la mañana y si vamos muy estreñidos tomar también la ciruela (sin el hueso).
- Aceite y limón: esto es fácil encontrarlo en cualquier hotel. Tomar 1 cucharada de aceite y limón en ayunas.
4.- Kuzu
Uno de mis grandes aliados. Muy útil en trastornos digestivos e intestinales, por ejemplo, en diarreas o gastroenteritis. Idealmente, se disuelve una cucharadita en un poquito de agua y una vez disuelto se hierve con más agua. Se deja enfriar y se toma. Si viéramos que es complicado prepararlo, tomarlo crudo disuelto en agua, aunque no será tan efectivo.
Al kuzu, podemos complementarlo con ciruela o pasta de umeboshi (ciruela japonesa fermentada). Increíble para para infecciones intestinales, para problemas digestivos, cansancio o dolores de cabeza. Si queremos mejorar aún más la efectividad del kuzu, podemos añadir 1 cucharada de pasta de umeboshi al kuzu.
5.- Jengibre
Otro «must» en mi casa y en mis vacaciones, así que recomiendo ¡que te lo lleves en la maleta! Se ha demostrado clínicamente que el jengibre previene y alivia los mareos del viaje, las náuseas y los vómitos. También te ayuda con las molestias digestivas y con los síntomas del resfriado. A mí personalmente, me ayudó muchísimo con las náuseas en los primeros meses de embarazo (y créeme que ¡tuve muchas!).
Puedes prepararte infusión (2 g de jengibre fresco rallado dejándolo en decocción durante 15 minutos a fuego lento) o si te complica mucho preparártelo, puedes tomártelo en forma de tintura. Existen el jengibre deshidratado, que es brutal y efectivo, pero es más difícil de ver, sobre todo la versión sin azúcar. Si lo encuentras sin azúcar, no dudes en probarlo.
6.- Aceites esenciales
Pongo algunos básicos teniendo en cuenta su aplicación fácil y rápida, es decir, sin tener que llevarnos el difusor en la maleta 😊
- Citronella: Para ahuyentar a los mosquitos, o en sitios tropicales para los bichos en general.
- Menta: En casos de mareos o dolores de cabeza, podemos echar una gotita en un pañuelo e inhalar. O dar un suave masaje en la sien.
- Lavanda: En caso de picaduras, basta con aplicar 2 gotas sobre la picadura (en niños 1 gota).
Pero sobre todo, que esto no te llegue a generar presión o estrés. Adáptalo a ti o a las necesidades de tu familia ya que no todos necesitamos las mismas cosas. Que no se te olvide que no hay salud física sin salud mental.
¡FELICES VACACIONES! 🙂